Una vez que has adquirido tu carpa, solo necesitas cuidarla de los típicos archienemigos.
La humedad. Guarda siempre tu carpa seca de lo contrario se puede podrir u honguear. Después de una lluvia sacúdela bien antes de guardarla y en tu siguiente parada déjala secar un poco.
El viento. Siempre ejerce tensión sobre los materiales de la carpa y puede terminar por desgarrarla. Trata de colocarte en un lugar donde puedas protegerte del mismo.
Suciedad. Si no la vas a usar por un largo tiempo procura quitarle los materiales orgánicos, restos de comida, o cualquier elemento que contribuya a su deterioro. Nunca uses una lavadora. En su lugar una esponja y jabón suave serán suficientes para quitar la suciedad sin echar a perder sus propiedades impermeables.
Evita encender fósforos dentro, porque pueden saltar chispas que dañarán la tela.
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